En esta séptima aventura el Coyote vuelve a Los Ángeles tras varios años —y novelas— fuera de su feudo natural. Al comienzo de El otro Coyote el californio Ricardo Yesares es testigo del asalto a una diligencia y del asesinato de casi todos los que viajaban en ella. Al tratar de evitar el robo es dejado inconsciente y culpado del robo por Rubin, uno de los verdaderos asaltantes de la diligencia. Yesares es llevado a Palmdale donde casi es linchado por una exacerbada multitud pero en el último minuto interviene el Coyote salvando al californio de morir ahorcado y haciendo justicia al desenmascarar a Rubin, que es quien acaba linchado. Ricardo Yesares, que se dirige a Los Ángeles para encaminarse a México, es captado por el Coyote para su red de colaboradores pero tiene reservado para Yesares un papel muy importante y delicado, pues debido a su parecido físico con César de Echagüe, le propone ser su doble para desviar las sospechas que podrían recaer sobre el señor Echagüe al volver a Los Ángeles al mismo tiempo que el Coyote. Al llegar Yesares a Los Ángeles Echagüe le proporcionará los medios para que abra una fonda —la Posada del Rey Don Carlos— que sirva de centro de operaciones para el entramado de colaboradores del Coyote. Una vez en Los Ángeles se encontrarán con que una banda de pistoleros siembran el caos en la ciudad y que el padre de Serena Morales está en la cárcel por falsificar el título de propiedad de su hacienda…

Esta entrega de las aventuras del Coyote vuelve a tener un arranque vertiginoso lleno de emoción con ese asalto a la diligencia, las acusaciones contra Yesares, el intento de linchamiento y como finalmente el Coyote termina el primer acto al aplicar su justicia y conseguir que el verdadero culpable fuese ejecutado. En el segundo acto volvemos a encontrarnos con viejos conocidos como Julián y Guadalupe Martínez, además de introducir dos nuevos personajes que seguramente se vuelvan recurrentes en la saga como Ricardo Yesares y Serena Morales o el pequeño César de Echagüe, el hijo del Coyote que van enriqueciendo y haciendo más compleja la trama y la red de colaboradores del Coyote. El tercer acto, como es natural, el Coyote actúa contra los malhechores y aplica su justicia.
El otro Coyote es la mejor novela de la serie hasta el momento ya que José Mallorquí aprovecha los elementos que funcionaban bien en las anteriores entregas y, además, hilvana mejor otros como los idilios amorosos, el planteamiento de un enredo bastante atractivo que deberá solucionar el Coyote con la ayuda de su nuevo ayudante, las intrigas y otras subtramas que deja en segundo plano —la Banda de la Calavera— para ir avanzando nuevos argumentos para las siguientes novelas. De nuevo hay que destacar la facilidad con la que Mallorquí logra describir y desarrollar nuevos personajes, pues con cuatro trazos es capaz de construir y dotarlos de personalidad y entidad propias. De igual modo que en anteriores ocasiones la manera en que el Coyote resolvía el entuerto era algo inverosímil y forzado, en esta ocasión se resuelve de forma ingeniosa y emocionante. Además, vuelve a ponerse de manifiesto el peculiar y cada vez más oscuro sentido de la justicia del Coyote, donde es capaz de salvar de un linchamiento a un inocente pero permitir que se aplique la ley de Lynch a un culpable o como no le tiembla el pulso para conseguir que unos desalmados como Shepard y Turner cumplan una pena más dura por un delito más grave que no es el que habían cometido, pero al mismo tiempo se rige por un código de honor caballeresco de otra época en la que la palabra dada tiene el mismo peso que la escrita. Estamos ante una aventura del Coyote más madura, más emocionante y mejor construida que las anteriores. El otro Coyote es sin duda un hito dentro de las novelas de esta saga.
[Nota: El otro Coyote corresponde con el número 6 de la Colección El Coyote tal y como la publicó originalmente Ediciones Clíper. Por pragmatismo sigo el orden de la edición de Planeta DeAgostini.]
Ficha técnica:
Título original: El otro Coyote.
Autor: José Mallorquí.
Editorial: Ediciones Clíper.
Año: 1945.