Reseña | «Tarás Bulba» de Nikolái Gógol

Tarás Bulba es una de las obras literarias más famosas de Nikolái Gógol junto a Almas muertas y El capote. Esta novela corta fue publicada originalmente en la colección de cuentos Mírgorod en 1835, sin embargo, años después Gógol realizó una segunda redacción de Tarás Bulba y la publicó, ahora sí, como una obra independiente más extensa —parece ser que la versión de 1835 preocupó a las autoridades del Imperio ruso mostraron su preocupación por una obra que alababa demasiado lo ucraniano y Gógol se vio obligado a reescribir ciertos pasajes considerados problemáticos—. En esta ocasión Gógol nos va a dar su visión del pueblo cosaco, un pueblo sin estado, como el kurdo, que vive repartido principalmente entre Ucrania y Rusia, y de forma minoritaria en Kazajistán. Los cosacos fueron una fuente de inspiración para los escritores del romanticismo, ya que admiraban de este pueblo su amor a la libertad —no hay que olvidar que la palabra rusa казак (cosaco) deriva de la palabra turca kazak, que significa «aventurero» o «viajero»—, su valentía y su fama como grandes combatientes.

Los hijos de Tarás Bulba, Ostap y Andrí, regresan a su hogar tras terminar sus estudios en un seminario ortodoxo en Kiev. El anciano Tarás decide llevarlos a el Sech, un campamento de cosacos zapórogos, para que se conviertan en auténticos guerreros cosacos. Pero, una vez en el Sech, la abulia y la falta de acción que se encuentran harán que Tarás Bulba arengue a los cosacos del campamento para ir a luchar contra los polacos y defender la fe ortodoxa tras la llegada de unos viajeros que dan noticia de las vejaciones que viven los ortodoxos por parte de judíos y católicos en Ucrania, en los dominios del hetman. Entonces, los zapórogos se deciden a realizar una incursión para asediar el castillo de Dubno. Es entonces cuando Andrí, a través de una mujer tártara, recibe la noticia de que una noble polaca de la que está enamorado es una de las sitiadas que está dentro del castillo…

Nikolái Gógol realiza en Tarás Bulba un descripción romántica de los cosacos en los que asoma cierta influencia del novelista escocés Walter Scott, pero también podemos encontrar en este retrato de los cosacos realismo, costumbrismo naturalista y mucha épica. Gógol nos sumerge de lleno en el intenso estilo de vida cosaco y realiza vívidas descripciones del carácter cosaco, de sus costumbres —como, por ejemplo, el modo de elección y cese de los líderes cosacos—, de los paisajes de Ucrania, las estepas y las batallas. Quizás arrastrado por el espíritu del romanticismo el autor ucraniano hace un retrato un tanto exagerado de los cosacos, pero siempre sin caer en la caricatura. Tarás Bulba es descrito como un anciano sabio y lleno de vitalidad, aunque en ocasiones la pasión nuble su juicio. Su hijo Ostap es descrito como un cosaco leal a su cultura y es capaz de realizar sacrificios por el bien de su pueblo, en este sentido es una prolongación —y heredero— de los valores y del carácter de su padre. Mientras que Andrí es todo lo contrario a su padre y a su hermano, de naturaleza enamoradiza no dudará en dar la espalda a su familia y al resto de cosacos por amor; en Andrí se puede reconocer apenas sin esfuerzo al arquetipo del héroe romántico. Aunque Gógol parece sentir más simpatías por el viejo Tarás y su fuerte carácter y determinación, que no flaquea ante la presencia femenina como sí hace su hijo Andrí. Por otra parte las mujeres en Tarás Bulba tienen un papel secundario y casi se limitan a ser descritas como bellas, sensuales, pálidas, delicadas y vunerables y no son más que el reflejo de la sensibilidad e ideal románticos de Nikolái Gógol: «atractiva y voluble; ésta era una belleza, una mujer en todo el apogeo de su hermosura».

Desde hace décadas se ha denunciado que Tarás Bulba es una novela antisemita o anticatólica, pues los judíos están estereotipados y alguno llega a ser maltratado en la novela. Pero hay que tener en cuenta el contexto en que fue escrita la novela (siglo XIX), en el contexto en el que se sitúa la acción (siglo XVI) y entender la estrecha relación de los cosacos con la Iglesia Ortodoxa, que era una parte integral de la vida, la cultura y la identidad cosacas. Tildar a Nikolái Gógol o a Tarás Bulba de antisemitas o anticatólicos es, simple y llanamente, nadar en la superficie y no (querer) entender que lo que en esta novela se muestra es un retrato fiel de aquella sociedad donde no se condena ni se alaban estas conductas.

El eco que Tarás Bulba ha tenido en la cultura posterior ha sido bastante notable, fue adaptada en varias veces al cine, siendo las ocasiones más destacadas Tarass Boulba (Alexis Granowsky, 1936), Taras Bulba (J. Lee Thompson, 1962) y Taras Bulba (Vladimir Bortko, 2009). Pero también ha habido composiciones musicales que han utilizado la obra de Nikolái Gógol como fuente de inspiración: las óperas Taras Bulba (1887) del ruso Vladimir Nikitič Kašperov, Tarás Bulba (1891) del compositor ucraniano Mykola Lysenko, Tarás Bulba (1895) del argentino Arturo Berutti, la rapsodia Tarás Bulba que compuso el checo Leoš Janáček entre 1915 y 1918 o el ballet Taras Bulba de Vasili Soloviov-Sedoi que fue representado por primera vez en diciembre de 1940. También se puede destacar que estos cosacos de Gógol han sido adaptados también al cómic como el fumetto Taras Bul’ba (Roberto Dal Pra y Rodolfo Torti, 1995)

Tarás Bulba no es únicamente un clásico de la literatura universal y una de mis novelas favoritas, es un canto a la libertad y una declaración de amor que Nikolái Gógol escribe a Ucrania. Pero también es una obra cargada de simbolismo —no olvidemos esa pipa alegoría de la autoridad pero también de la identidad y la cultura cosacas—, dramatismo, acción y pasión. Desde prácticamente el principio de la obra la acción no deja de ir en un constante in crescendo hasta que llegamos a un emocionante y catártico final en que el dramatismo alcanza su trágico y fatalista clímax. Esta novela es una obra genuinamente romántica y todo aquel que guste de una buena novela de aventuras decimonónica, de la novela histórica o simplemente tenga curiosidad por saber algo de los cosacos no tiene más que abrir este librito, dejarse llevar de la mano por este gran escritor ucraniano en lengua rusa y disfrutar de las aventuras de este viejo cosaco. Cabalguemos junto a Tarás Bulba y el resto de cosacos zapórogos en una impetuosa incursión o una apasionante aventura y recordemos —los más audaces incluso podrán declamar— los versos que el gran poeta romántico español José de Espronceda dedicó a este valeroso pueblo en «El canto del cosaco».

Ficha técnica:

Título original: Тара́с Бу́льба.

Autor: Nikolái Gógol.

Traducción: Gala Arias Rubio.

Número de páginas: 152.

Editorial: Akal.

Año: 2006.

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