La guerra civil española (1936-1939) trajo consigo la división de la sociedad española en rojos y azules, vencedores y vencidos, etc. Está fractura se hizo extensible también al ámbito de la cultura entrelos llamados escritores del exilio, en cuya nómina se encuentran autores como los novelistas Ramón J. Sender, Rosa Chacel o Francisco Ayala; poetas como Luis Cernuda, Rafael Alberti, Manuel Altolaguirre, Emilio Prados entre otros; la filósofa María Zambrano o el cineasta Luis Buñuel. Pero también hubo literatos que se quedaron en España después de la contienda civil como Dámaso Alonso, Vicente Aleixandre, Miguel Mihura, Luis Rosales, etc.
Tras estos tres traumáticos años de guerra y la consecuente dictadura surgió en España un estilo literario que se caracterizaba por una representación exagerada, cruda y violenta de la realidad y el gusto por personajes marginales y grotescos como prostitutas, gentes de mal vivir, descarnados y pesimistas y acuciados por una pobreza extrema y una injusticia social de la que quieren escapar desesperadamente. Este movimiento que podría considerarse una escisión de la novela existencial recibe sus influencias más importantes del naturalismo, la Generación del 98 o la novela Picaresca. Algunas de las novelas más características de este movimiento fueron La fiel infantería de Rafael García Serrano, Lola, espejo oscuro de Darío Fernández Flórez, Nada de Carmen Laforet, Los Abel de Ana María Matute, Los hijos de Máximo Judas de Luis Landínez. Pero sin duda la novela más paradigmática y la que inauguró el tremendismo —aunque su autor se rebelase contra ese vocablo— es La familia de Pascual Duarte del escritor gallego Camilo José Cela.
La familia de Pascual Duarte fue la primera novela de Camilo José Cela. En estas supuestas memorias de Pascual Duarte, escritas en unas cuartillas en las que, y del mismo modo que ocurren en las novelas picarescas del Siglo de Oro como El Lazarillo de Tormes, el protagonista expone su vida para que el lector comprenda cómo ha llegado a estar en una celda a la espera de ser ajusticiado por garrote vil. Pascual hace un repaso a su vida desde su niñez en el que da cuenta de su miserable vida y la tortuosa relación que tiene con su madre, su visceral enemistad con el Estirao —el novio de su hermana—, etc. Este relato en primera persona viene precedida por la nota del transcriptor, una carta y de una cláusula testamental y está sucedido por otra nota del transcriptor y de dos cartas, una de un cura y otra de un trabajador de la cárcel, que dan cuenta de algunos sucesos que ocurrieron después de que Pascual Duarte interrumpa su escrito.

Pascual Duarte es un hombre rudo, agresivo y bastante resentido, que se tiene a sí mismo por un gran cazador pero que siente que su vida está llena de desgracias e injusticias y ya desde la primera frase de sus memorias intenta justificarse y exculparse por los delitos cometidos («Yo, señor, no soy malo, aunque no me faltarían motivos para serlo»), incluso muchos lectores no se percatan de que Pascual abre su escrito con una cáustica dedicatoria para el cacique del pueblo al que asesinó: «a la memoria del insigne patricio don Jesús González de la Riva, Conde de Torremejía, quién al irlo a rematar el autor de este escrito, le llamó Pascualillo y sonreía». A pesar de se un personaje recio, primitivo y con terribles arrebatos de violencia (que arremeterá contra personas o animales) a causa de su hipersensibilidad, ya que se siente terriblemente juzgado si le miran fijamente. Pascual Duarte es un antihéroe, una figura trágica llena de humanidad e incluso con algún momento de ternura pero las circunstancias de su vida le han condenado a llevar esa vida miserable que tiene. Cela consigue que Pascual Duarte se exprese de una forma llana y sencilla, como lo haría alguien que apenas ha aprendido las cuatro reglas y ha vivido en un ambiente rural; frecuentemente utiliza refranes, frases hechas, alusiones religiosas y giros coloquiales pero al mismo tiempo su prosa es sugerente y lírica, además de irónica y, en ocasiones, trufada de humor negro. Pero en general hay una sensación de pesimismo a lo largo de todo el relato con la que Pascual Duarte trata de transmitir la aciaga vida que le ha tocado vivir.
Algunos de los personajes más importantes de la novela son: el padre de Pascual Duarte, un portugués llamado Esteban Duarte Diniz, era un alcohólico violento y autoritario, que maltrataba a Pascual y a la madre de éste, y que cumplió en algún momento pena de cárcel por dedicarse al contrabando; la madre de Pascual Duarte era analfabeta, «desabrida y violenta» y que también maltrataba de vuelta a su marido. Para desgracia de Pascual Duarte, él había heredado todos estos defectos de sus padres. Rosario, su hermana, es el ojito derecho de su padre y en su presencia éste se cuida de no ser violento con el resto de la familia, Rosario se dedica a la prostitución y tiene una relación sentimental con el Estirao, en palabras de Pascual su hermana «robaba con igual gracia y donaire que una gitana vieja». El hermano pequeño de Pascual es Mario, un niño disminuido que no puede ni andar ni hablar y que será víctima de muchos maltratos y desgracias. Paco López, el Estirao, es un mantenido que vive de Rosario, a la que prostituye y con el que Pascual Duarte tiene una enemistad manifiesta. Hay otros personajes importantes como Lola, Engracia, Esperanza o Rafael…
Entre las influencias que Cela tuvo a la hora de escribir La familia de Pascual Duarte hay algunas tan evidentes como La lucha por la vida de Pío Baroja, el esperpento de Ramón María del Valle-Inclán, Cintas rojas de José López Pinillos, El Buscón de Francisco de Quevedo (que abre la obra de forma similar a La familia de Pascual Duarte: «Yo señor, soy de Segovia») y otras novelas picarescas, el tenebrismo de la pintura y de la obra literaria de José Gutiérrez-Solana, sin olvidarnos del naturalismo, de la novela social y del existencialismo. Por otra parte, Francisco Rabal y el polifacético Fernando Fernán Gómez intentaron adaptar la novela de Cela al cine pero nunca llegó a materializarse, pero en 1976 se estrenó Pascual Duarte (1976), con Ricardo Franco como director y con José Luis Gómez en interpretando a Pascual Duarte, lo que le valió el Premio a Mejor Actor del Festival de Cannes. La película de Franco es sobria y dura fue todo un éxito de crítica y con los años se ha consolidado como una de las mejores películas españolas de la década de 1970.
La familia de Pascual Duarte fue un hito literario tanto para su autor —ya que ésta su primera novela le hizo un autor de renombre— como para la cultura española de la primera mitad del siglo XX. Ochenta años después esta obra primeriza de Cela sigue siendo una novela áspera, incómoda y dura pero de con sabor a clásico, lectura ágil y con unos postulados literarios aún hoy vigentes. Pocas veces una novela me ha impactado tanto como La familia de Pascual Duarte, una de las que más veces he releído y todas y cada una de ellas me ha cautivado como la primera vez. El estilo directo y crudo de que Camilo José Cela pone en la pluma de Pascual Duarte te sumerge en ese mundo rural y descarnado —como en las mejores obras literarias— desde el primer párrafo por lo que el lector entra sin darse cuenta en la historia que el autor de Iria Flavia propone y queda atrapado hasta que se pone el último punto y final.
Ficha técnica:
Título original: La familia de Pascual Duarte.
Autor: Camilo José Cela.
Número de páginas: 192.
Editorial: Destino.
Año: 2003.