La aventura de El Valle de la Muerte es anunciada en la anterior novela. En esta ocasión don César de Echagüe parte hacia el Valle de la Muerte junto a su esposa Leonor en una misión encomendada por su cuñado Edmonds Greene donde el ranchero Jacob Bauer explica a Echagüe como un grupo de ganaderos —entre los que el propio Bauer se encuentra— han arrebatado sus tierras a los californianos, pero que una serie de encontronazos letales entre familiares de los ganaderos le hacen temer por su vida. En esto que llega el ganadero Tobías Banning con la intención de linchar a Bauer por el robo de unas reses, pero éste es salvado de la horca en el último momento por el sheriff Esley Carr, e inmediatamente Banning es condenado a muerte y sus tierras son confiscadas por el juez Freeman tras la declaración de su jornalero, Mick Strauss. Es entonces, en el momento que Echagüe sospecha de la existencia de una conspiración para deshacerse de los ganaderos y apropiarse de sus propiedades en el Valle de la Muerte, cuando El Coyote aparecerá para frustrar una nueva muerte y para impartir su justicia…

En esta tercera entrega de las novelas de la colección El Coyote volvemos a la trama de la confiscación ilícita de tierras, aunque —en parte— desde una perspectiva diferente. En esta ocasión puede parecer que El Coyote está defendiendo los derechos de los ganaderos norteamericanos que han adquirido con artimañas sus propiedades de los californianos para poder explotar los recursos mineros de esas tierras aparentemente sin valor, pero se siguen encontrando constantes temáticas como la corrupción de los poderes fácticos norteamericanos —el sheriff y el juez— o ese sentido de la justicia tan particular que ejecuta El Coyote. Por otro lado, introduce un romance que podría parecer de Capuletos y Montescos entre Philip y Lucy, el hijo de Bauer y la hija de Banning respectivamente, que no tiene mucho recorrido en la novela pero que es usado como pretexto para dar un giro dramático final. Como ya ocurría en la novela anterior, Leonor de Acevedo va adquiriendo más peso dramático e influencia sobre las decisiones que César de Echagüe toma, por ejemplo, cuando Leonor anuncia su embarazo e influye decisivamente para que, de nuevo, Echagüe se vea obligado a enterrar al héroe californiano.
El intenso arranque de la historia con el intento de linchamiento de Jacob Bauer y la posterior ejecución de Tobías Banning son, junto el asesinato frustrado por parte de El Coyote hacia el señor Beach con una serpiente de cascabel, los momentos con más brío de la novela. La forma en que El Coyote ajusticia a los culpables y obliga a los propietarios norteamericanos que restituyan sus propiedades a los californianos sigue poniendo de manifiesto que la justicia que imparte El Coyote está por encima de la legalidad norteamericana, que es siempre injusta con los californianos. El resto de la trama funciona bastante bien y, como las anteriores entregas, el resultado final es una novela muy amena que se devora en un tirón. El punto débil de la intriga vuelve a ser el esclarecer quién está detrás de estas maquinaciones con un monólogo explicativo y una serie de engaños; también es cierto que los antagonistas de El Coyote tienen menos fuerza que en otras ocasiones, pero eso no hace palidecer el resultado final que, aunque algo más enrevesado, sigue siendo efectivo.
[Nota: El Valle de la Muerte corresponde con el número 3 de la Colección El Coyote tal y como la publicó originalmente Ediciones Clíper. Por pragmatismo sigo la discutida numeración de la edición de Planeta DeAgostini.]
Ficha técnica:
Título original: El Valle de la Muerte.
Autor: José Mallorquí.
Editorial: Ediciones Clíper.
Año: 1944.